martes, 11 de marzo de 2008

Las mismas mujeres en el Parlamento

En las elecciones de 2008 al Congreso de los Diputados han sido elegidas 126 diputadas, las mismas que en la pasada legislatura (las mujeres quedarían a 50 escaños de ser mayoritarias en el Congreso).

Estos son los resultados por partidos:

PSOE, gana cinco diputados y pierde cuatro diputadas (se queda con 71).

PP avanza seis escaños, con lo que entra una mujer más más en su grupo parlamentario (pasa a tener 46).

IU, ICV, PNV y EA se quedan sin diputadas.

CIU, que contaba con una diputada, pasa a tener cuatro.

CC cuenta con una diputada, Ana María Oramas, al igual el BNG, María Olaia Fernández, que el partido de Rosa Díez (UPyD), María Nuria Buenaventura (ERC) y Uxue Barkos de Nafarroa Bai.


¿A qué se debe este resultado?

A) La forma en que los partidos políticos han aplicado la Ley de Igualdad.

B) Factores sociales que condicionan la participación de las mujeres en los partidos.

C) La conciliación de la vida política y la vida personal.

A) La Ley de Igualdad, en su disposición adicional segunda, establece un mínimo de un 40% de hombres o mujeres en cada lista electoral, proporción que se debe mantener para cada tramo de cinco puestos, es decir, entre los cinco primeros candidatos debe haber al menos dos hombres o dos mujeres.

Este tipo de previsión, en un contexto como el de España, en el que una gran mayoría de provincias elige menos de 6 escaños, que se reparten entre dos partidos, con listas cerradas, provoca que en los puestos de salida predominen fundamentalmente los hombres. La razón por la que predominan los hombres debe buscarse en la propia voluntad de los partidos a la hora de confeccionar las listas, pero también en factores sociales que dificultan la participación de las mujeres en la dinámica de los mismos.

B) Factores sociales que limitan la participación de las mujeres en los partidos.

Todos los partidos cuentan con una mayor presencia de militantes varones que mujeres. En este sentido, el verdadero reto sería conseguir un nivel paritario de participación en los partidos. La mayor presencia masculina se puede explicar por el hecho de que la militancia en un partido, para la persona que no desempeña ningún cargo electo (Parlamento, Ayuntamiento, Diputación, etc.), supone añadir una nueva actividad a las que ya pueden estar desempeñando. Así al trabajo remunerado, los estudios, el cuidado de menores o de personas dependientes o las tareas domésticas habría que añadir las reuniones, actos de campaña, actos sociales y festivos y, en general, el trabajo que supone proporcionar apoyo a un partido político. Puesto que las mujeres todavía acumulan más actividades que los hombres (trabajo remunerado y sin remunerar), añadir estas funciones puede ser para muchas de ellas algo sencillamente imposible. Además estos actos suelen tener un horario vespertino y hasta nocturno, es decir, un horario completamente incompatible con funciones como la atención a los menores.

El problema de la militancia de base es que el que no sigue el ritmo de los actos previstos nunca será elegido. Para contar hace falta participar en todos los actos del partido, para así construir los apoyos necesarios para ser elegido y/o realizar un trabajo visible por el partido que permita ganar prestigio dentro de él. Si nos vamos antes de las reuniones o si llegamos tarde, nos perdemos la ocasión de aprovechar las conversaciones informales en los recesos o después tomando unas copas, en las que se construyen las posibilidades de estar en puestos de salida. Por supuesto, habría que añadir otros factores y criticar los aquí argumentados (y puesto que aquí debería ser breve, se deja la puerta abierta para comentarios en el blog).

C) La conciliación de la vida política y la vida personal.

¿Qué obstáculos puede haber para que una mujer no desee ser diputada?. Por supuesto que hay mujeres que quieren serlo, pero muchas de ellas encuentran importantes obstáculos si no se dan las circunstancias adecuadas. Por ejemplo, en qué medida es conciliable un trabajo de prácticamente 24 horas con la vida personal. Creo que no es exagerado hablar de que el trabajo en la política profesional exige 24 horas. Piénsese en primer lugar, en que la persona se debe desplazar a Madrid, lo que obliga a la separación familiar, en segundo lugar, en la frecuencia de los viajes, y en tercero, sin ser exhaustivos, porque a la actividad parlamentaria se ha de sumar la actividad como militante si se quiere seguir siendo elegible. Queda muy poco espacio para la vida personal, para la realización profesional, para el contacto con los hijos. Estos problemas los encuentran también los varones, pero nuestra experiencia vital y las expectativas que construimos socialmente, nos hacen interpretar una situación igual de forma diferente si somos mujeres u hombres. Donde unos pueden ver una oportunidad de desarrollo de un proyecto, de realización o de satisfacción de la necesidad de reconocimiento social (status), sin costes, otras pueden plantearse que para conseguir esos objetivos, también hay que renunciar a otros. Donde unos pueden contar con el apoyo de una incansable compañera, otras pueden encontrarse solas ante el desafío. Aunque, por supuesto, para esto también hay excepciones.

¿Cómo aumentar la participación de las mujeres en la vida política?

De lo dicho se extraen algunas conclusiones:

- Mayor voluntad activa por parte de los partidos para situar a las mujeres en puestos elegibles o cambiar las reglas del juego de forma relevante (por ejemplo, con listas abiertas).

- Elaboración por parte de los partidos políticos de acciones específicas para facilitar la militancia de mujeres que consideren, entre otros factores, el peso de la agenda informal y formal de trabajo para militantes y aumentar los mecanismos formales sobre los informales a la hora de elegir quien forma parte de las listas.

Pero si miramos a las raíces del problema, habrá que conseguir un modelo laboral (ya sea como políticos o en cualquier otra actividad) en el que lo laboral no sea extensible hacia el infinito. Parece absurdo recordarlo, pero de lo que se trata es de respetar el descanso de los fines de semana, contar con días de vacaciones suficientes, que la jornada (sea política o laboral) tenga una hora de inicio y otra de finalización e, incluso, por qué no, aprovechar las tecnologías de la información con el objetivo de reducir los desplazamientos (lo que también ayudará a reducir la emisión de CO2). Es muy tópico: trabajar para vivir o vivir para trabajar. Igualmente, parece necesario considerar que las labores de cuidado de menores y dependientes o las tareas domésticas no son femeninas, ni masculinas, sino, perdonen la broma, todo lo contrario, esto es, no nos sirve ninguna de la ideas que actualmente tenemos para organizar el trabajo (ya sea remunerado o sin remunerar).

Fuentes:

“Lista de Diputadas”. El Mundo, 10 de marzo de 2008. Edición digital [visitado 11/03/2008]: http://www.elmundo.es/especiales/2008/02/espana/elecciones2008/diputadas/diputadas.html

“Ni una mujer más en el Congreso”, El País, 10 de marzo de 2008. Edición digital [visitado: 10/03/2008]: http://www.elpais.com/articulo/espana/mujer/Congreso/elpepuesp/20080310elpepinac_41/Tes

LEY ORGÁNICA 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres. BOE, de 23 de marzo de 2007. http://www.boe.es/g/es/bases_datos/doc.php?coleccion=iberlex&id=2007/06115

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